Los más Vulnerables

El COVID-19 es un depredador sin prejuicios. No respeta las fronteras, la religión, la profesión o la fama. Sin embargo, su ataque está centrado  en los ciudadanos más vulnerables: ancianos, enfermos y pobres. En Manabí, muchas personas están en las tres categorías.

Aunque el virus es nuevo, está claro que afecta más a los ancianos. Muchos estudios muestran que la tasa de mortalidad para pacientes hasta los 40 años es inferior al 1%, pero para las personas mayores de 60 años es del 4,5% y para los mayores de 80 años, aproximadamente el 15% muere. ¿Por qué?

Los médicos dicen que las tasas de mortalidad dependen de la salud preexistente. El sistema inmunitario humano comienza a debilitarse después de los 40 y continúa debilitándose con el tiempo. Además, la mayoría de los ancianos padecen múltiples afecciones crónicas, principalmente enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión y obesidad, también son los factores de riesgo más comunes para complicaciones y mortalidad de COVID-19.

Además, a diferencia de las sociedades asiáticas donde se venera a los ancianos, en la mayoría de las culturas occidentales se los pasa por alto o se los margina. Al comienzo de la epidemia había  bromas entre los jóvenes que identificaban al virus como un "eliminador de boomers" (Baby Boomers, la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial que ahora tiene entre 60 y 70 años).

Los médicos incluso se enfrentan a dilemas éticos sobre el racionamiento de recursos. ¿Qué sucede si solo tenemos 1 ventilador disponible y tres pacientes que morirán sin uno?. Los hospitales y los sistemas de salud han tenido que redactar criterios de prioridad, y todos incluyen los "años de vida", o los años productivos que van a salvar con cada elección.

Hay un escenario aún más horrible, del que las culturas latinas tal vez pueden escapar. En EE.UU y Europa, la mayoría de las familias están formadas por padres y niños menores. Cuando los hijos terminan sus estudios obtienen trabajo y se mudan. El abuelo y la abuela se trasladan a "instalaciones para personas mayores" cercanas, donde serán atendidos y pueden ser visitados. Estos centros se han convertido en focos  de infección.

En Nueva Jersey, por una llamada anónima, la policía fue a un hogar de ancianos y encontró 18 cuerpos apilados en una morgue inadecuada. Hasta ahora ese centro de atención tiene 68 muertos, además de otros 76 pacientes y 41 miembros del personal infectados.  En Canadá, 31 personas fueron halladas muertas en un hogar de ancianos en Montreal, las autoridades se hicieron cargo después de que el personal abrumado y asustado, mayormente inmigrantes sin formación que ganaban el salario mínimo, abandonaron el lugar. Los pacientes no habían comido en tres días y reposaban en su propio excremento.

Aquí en Manabí, la mayoría de los ancianos viven con la familia o solos, no en centros de atención. Quienes viven solos corren un riesgo especial. La mayoría tiene múltiples problemas crónicos de salud y poco o ningún ingreso. Recuerde que la soledad también es una epidemia entre los ancianos. Si tiene un amigo o familiar mayor, especialmente si viven solos, llámelos para animarlos y asegúrese de que estén bien. Algún día, si tiene suerte, también será mayor.

The Most Vulnerable

El COVID-19 es un depredador sin prejuicios. No respeta las fronteras, la religión, la profesión o la fama. Sin embargo, su ataque está centrado  en los ciudadanos más vulnerables: ancianos, enfermos y pobres. En Manabi, muchas personas están en las tres categorías.

Aunque el virus es nuevo, está claro que afecta más a los ancianos. Muchos estudios muestran que la tasa de mortalidad para pacientes hasta los 40 años es inferior al 1%, pero para las personas mayores de 60 años es del 4,5% y para los mayores de 80 años, aproximadamente el 15% muere. ¿Por qué?

Los médicos dicen que las tasas de mortalidad dependen de la salud preexistente. El sistema inmunitario humano comienza a debilitarse después de los 40 y continúa debilitándose con el tiempo. Además, la mayoría de los ancianos padecen múltiples afecciones crónicas, principalmente enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión y obesidad, también son los factores de riesgo más comunes para complicaciones y mortalidad de COVID-19.

Además, a diferencia de las sociedades asiáticas donde se venera a los ancianos, en la mayoría de las culturas occidentales se los pasa por alto o se los margina. Al comienzo de la epidemia había  bromas entre los jóvenes que identificaban al virus como un "eliminador de boomers" (Baby Boomers, la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial que ahora tiene entre 60 y 70 años).

Los médicos incluso se enfrentan a dilemas éticos sobre el racionamiento de recursos. ¿Qué sucede si solo tenemos 1 ventilador disponible y tres pacientes que morirán sin uno?. Los hospitales y los sistemas de salud han tenido que redactar criterios de prioridad, y todos incluyen los "años de vida", o los años productivos que van a salvar con cada elección.

Hay un escenario aún más horrible, que las culturas latinas tal vez pueden escapar. En EEUU y Europa, la mayoría de las familias están formadas por padres y niños menores. Cuando los hijos terminan sus estudios obtienen trabajo y se mudan. El abuelo y la abuela se trasladan a "instalaciones para personas mayores" cercanas, donde serán atendidos y pueden ser visitados. Estos centros se han convertido en focos  de infección.

En Nueva Jersey, por una llamada anónima, la policía fue a un hogar de ancianos y encontró 18 cuerpos apilados en una morgue inadecuada. Hasta ahora ese centro de atención tiene 68 muertos, además de otros 76 pacientes y 41 miembros del personal infectados.  En Canadá, 31 personas fueron halladas muertas en un hogar de ancianos en Montreal, las autoridades se hicieron cargo después de que el personal abrumado y asustado, mayormente inmigrantes sin formación que ganaban el salario mínimo, abandonaron el lugar. Los pacientes no habían comido en tres días y reposaban en su propio excremento.

Aquí en Manabi, la mayoría de los ancianos viven con la familia o solos, no en centros de atención. Quienes viven solos corren un riesgo especial. La mayoría tiene múltiples problemas crónicos de salud y poco o ningún ingreso. Recuerde que la soledad también es una epidemia entre los ancianos. Si tienes un amigo o familiar mayor, especialmente si viven solos, llámalos para animarlos y asegúrate de que estén bien. Algún día, si tienes suerte, también serás mayor.