Unidos Venceremos, Divididos Caeremos

Estamos viviendo en un mundo en guerra, y estamos perdiendo, no por la naturaleza del enemigo, no por falta de dinero o ciencia, sino porque profundos abismos políticos, sociales y económicos están dividiendo nuestra respuesta y nuestra unidad frente a la infección. Este virus nos ataca a través de las diferencias.

A nivel local, una falta casi completa de pruebas ha creado divisiones agudas entre quienes tienen el lujo de aislarse en sus hogares y quienes necesitan trabajar todos los días o pasar hambre. La gente teme de sus vecinos y a cualquier peligro imaginado. Enfermeras en uniforme han sido atacadas en México e India. Las redes sociales están ardiendo con mentiras y desesperación.

A escala nacional, cada país enfrenta la crisis por su cuenta. Mientras los científicos del mundo corren desesperadamente por una cura, una vacuna o cualquier tratamiento efectivo, los políticos están escuchando a los empresarios multimillonarios para abrirse prematuramente. En Ecuador no hubo una preparación seria o un arsenal de recursos, y estamos pagando el precio. Viejas divisiones han regresado; costa vs sierra, urbano vs rural, rico vs pobre.

La economía mundial está paralizada y, aunque al principio la cooperación científica era común, ahora los políticos están cerrando puertas y echando la culpa donde sea. Los gringos culpan a los chinos por el virus y los chinos culpan a los gringos. La gente de todas partes está perdiendo la fe en sus gobiernos centrales.

Esta es exactamente la forma incorrecta de luchar contra este enemigo. El virus no respeta fronteras, y el desastre económico que trae afecta tanto a los propietarios como a los trabajadores. Debemos combatir este y los futuros contagios en una red global para detectar y destruir enfermedades contagiosas mientras todavía están en un área confinada.

24 horas después del terremoto del 16 de abril, un avión de una organización de ayuda médica en los EE. UU. llegó con un hospital de campaña completo y salvó muchas vidas en Chone. Ahora imagine una red global de un millón de centros de salud en línea (hospitales, clínicas, universidades, médicos rurales) conectada a un nexo neutral en la nube. Equivaldría un reportero por cada 7.500 personas en el planeta. Cuando aparece una infección desconocida o peligrosa, el centro desplegaría un equipo médico SWAT, con epidemiólogos, investigadores, traductores y un laboratorio móvil. Creándolo costaría una fortuna, pero se podrían salvar millones de vidas y billones de dólares. Parecería barato en comparación con lo que estamos perdiendo ahora. Las respuestas están en la ciencia, no en la política.

En lugar de aislarnos, cada uno compitiendo para sobrevivir en nuestro propio país o región, necesitamos desesperadamente trabajar juntos y crear una alerta temprana global para identificar y erradicar futuras pandemias antes de que se propaguen. Todas nuestras vidas dependen de ello.

United we stand, Divided we fall

We are living in a world at war. We are losing this war, not because of the nature of the enemy, not for lack of money or science, but because deep political, social and economic chasms are dividing our response and our efforts to stop the infection. Let me give some examples.

On a local level, an almost complete lack of testing has created sharp divisions between who can afford to isolate in their homes and those who need to work every day or  go hungry.

People fear their neighbors and any imagined danger. Nurses in uniform have been attacked in Mexico and India. Social media is afire with lies and desperation.

On a national scale, each country is facing the crisis on their own.  While the world’s scientists are desperately racing for a cure, or vaccine or anything that works against the virus, politicians are listening to billionaires businessmen to open prematurely. In Ecuador there was no serious preparation or stockpile of resources. Old divisions have returned; coast v sierra, urban v rural, rich v poor. 

The world economy is paralyzed and while at first scientific cooperation was common, now politicians are closing doors and casting blame. The EEUU blames the Chinese for the virus and the Chinese blame the gringos. People everywhere are losing faith in their central governments.

This is exactly the wrong way to fight this enemy. The virus respects no borders, and the economic disaster it brings is hurting owners as well as workers. We must fight this and future contagions a some global network to detect and destroy contagious diseases while they are still in a confined area.  

24 hours after the April 16 earthquake a plane from a doctor’s aid organization in the US took off from with a complete field hospital saved many lives in Chone. Now imagine a global network of one million on-line heath centers – hospitals, clinics, universities, rural doctors –reporting to some neutral nexus in the cloud. That would be one reporter for every 7.500 people on the planet. In an unknown or dangerous infection appears, a medical SWAT team would be deployed, with epidemiologists, investigators, translators and a mobile lab. It would cost a fortune to set up, but billions of lives and trillions of dollars could be saved. It would seem cheap compared to what we are losing now. The answers are in science, not politics.

Instead cutting ourselves off, each competing in our own country or region, we desperately need to work together and create a global early-warning to identify and eradicate future pandemics before they spread. All our lives depend on it.